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EGALLOC: Aurora Duque en DT Espacio Escénico.

  • Foto del escritor: Ricardo Recuero (Curador)
    Ricardo Recuero (Curador)
  • 17 jun 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 20 jun 2021



Egalloc, es Collage al revés.


Romper la mirada preceptiva, viciada y corrompida por hábitos imprecisos; rasgar la pantalla en la que se proyecta una realidad diegética para así desvelar su reverso más auténtico, adquiere dimensiones revolucionarias. La escisión y el corte hacen supurar la rabia escondida bajo la arista, la furia de lo negado, el dolor de lo arrebatado. Aurora Duque de la Torre (1) aborda desde su práctica artística una particular cirugía estética que como soporte subversivo, opera a modo de un solve et coagula político para tiempos convulsos y reaccionarios.


Si Hitler vomitaba basura (2), el mundo contemporáneo la defeca en forma de hipersaturación de cuerpos perfectos, ordenados e irreales que tan solo procuran ansiedad por el desmesurado anhelo de lo ficticio. Lo sintético en las piezas-joya de Duque de la Torre se reformula desde la elasticidad insubordinada y lo dócil, se tuerce livianamente con humor exquisito y la precisa ejecución de la talla del diamante.


La identidad en suspenso, el juego de la ocultación confeccionado mediante la extracción de letras impresas, de diferente tipología, aisladas en si mismas, dificultan su localización familiar y proporcionan una gramática de la indeterminación que se resuelve resbaladiza en la sociedad de la transparencia, donde todo debe quedar indexado por el gran ojo capitalista.


Del mismo modo que las letras disidentes, utilizadas en los anónimos anarquistas de rescate o amenaza y que tan icónicamente redefinió Jamie Reid con sus Ransome Notes, los órganos-letra de Duque contienen las semillas de una elevada peligrosidad social, atentan contra el protocolo policial de la identificación. El mismo año de su fallecimiento, Emma Goldman escribía desde Canadá: “Aquel que se niega a someterse es a la vez etiquetado como queer, diferente y criticado como un elemento perturbador en el cómodo estancamiento de la vida moderna” (3). Egalloc, es collage al revés, un rito de invocación performativa inversa que provoca un “desvío” (4) orientado a expandir la mirada, desde la distorsión, que compromete al sexo como una Tecnología Biopolítica de dominación heterosexual. Acudiendo a la tesis de Paul B Preciado (5), la citada técnica está orientada a recortar y fragmentar los cuerpos para después identificar ciertas partes como los centros anatómicos de la binariedad. La diferencia sexual no es más que un proceso de heteropartición en el que no hay lugar para la simetría, es una pura operación tecnológica de reducción.





Duque de la Torre, desde su formación en filología, es omnisciente a cerca de la importancia del lenguaje, de la magnitud de las palabras precisas y de como estas nos modifican y nos pueden transformar. En su trabajo parece reverberar la concepción de Preciado del “sistema sexo-genero” como escritura en la que los cuerpos son literalmente textos socialmente construidos. Desde este punto de partida, la artista, heredera de la Nueva Mujer que ya propusieran Emma Goldman y Hannah Hoch, confecciona una gramática propia basada en el subjuntivo como modo para instalarnos deliberadamente en el tiempo de lo posible.


Cada composición, cargada de inflexiones, enfáticas y blasfema, se articula desde lo imperfectivo y a veces banal para crear un lugar en el que cada recorte funciona a modo de lexema, morfema o desinencia y genera oraciones adverbiales e incluso, en algún caso, adversativas. La introducción de la palabra escrita, proporciona una dimensión temporal lineal, materializada en el tiempo empleado en leerla, que alude a la parte consciente y racional del ser humano. La grafía quedará desbordada por el timbre, el gesto, la postura y la mueca dando paso al triunfo de la parte emocional.


¿Cómo se translitera un silencio? A diferencia de Hoch, más interesada en la función icónica de la imagen y el sentido kinésico de la comunicación, directo y frente a frente, Aurora Duque de la Torre opta por la lateralidad, desde una perspectiva proxémica (6) en la que “lo circundante” cuenta y se resuelve en latencias, gobernando el lenguaje a través de elipsis afásicas, enroscadas en plantas de adormidera, que derriban los filtros que la cultura impone acerca de aquello que hay que mirar y cómo hay que mirarlo.


Los collages de Aurora Duque de la Torre comprometen la estructura de visión tradicional y eliminan de la representación la perspectiva euclidiana, para sorprenderse y sorprendernos desde un lugar no jerárquico sino circular. Su trabajo, en el que la escala es narrativamente determinante, diminuto en ejecución pero enorme en discurso, alienta la posibilidad de recuperar el tiempo de la utopía y nos asegura que, mediante pequeños actos, podemos hacer que toda potencialidad ocurra.


Egalloc, es Collage al revés, y quizás el “recto” (7) del santo heteropatriarcado haya sido y será siempre nuestro insurgente, rebelde e indisciplinado “verso”.



  1. Se utiliza el nombre y los dos apellidos de la artista como un modo de hacer presente y dar el valor que corresponde a la figura de su madre.

  2. Referencia a la obra de John Hartfield (1898-1968), Adolf, el superhombre, traga oro y vomita basura de 1932.

  3. Goldman. E. The Individual, Society and the State – 1940.

  4. Referencia al Détournement Situacionista de Guy Debord y compañía.

  5. Preciado. Paul B. El Manifiesto Contrasexual – Ed. Ópera Prima – Madrid – 2002.

  6. Concepto desarrollado por Edward T. Hall (1914-2009) en The silent language en 1959.

  7. Juego de palabras que referencia la materialidad del papel y por lo tanto del collage, pero que también alude a la “analidad” como lugar de abyección.



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