El arte de John Waters.
- Liceo Magazine
- 12 jun 2022
- 4 Min. de lectura
Mejor conocido por dirigir los clásicos del cine de culto 'Pink Flamingos', 'Polyester', 'Female Trouble' o 'Hairspray', John Waters explora los mismos temas provocativos de raza, sexo, género, consumismo y religión en fotografía, montaje y, más recientemente, escultura.

La presencia de John Waters en Rizoma, el Festival Internacional de Cine y Cultura Entrelazada de Madrid, fue la gran noticia cultural en España ésta semana. Pero mientras la mayoría de los medios se dedicaban a repasar su carrera como cineasta y actor de Hollywood, al monólogo que venía a poner en escena, 'Falso Negativo' o su libro 'Confesiones de un sabelotodo', nosotros hemos querido retratar su faceta quizá menos conocida: la del artista contemporáneo.
«Nunca me he llamado a mí mismo artista, eso lo juzgará la historia» sentenció en el encuentro con la prensa ocurrido en La Casa de La Panadería y a la que Liceo Magazine fue invitada por cortesía de Madrid Film Office. Pero más allá de la humildad que lo caracteriza y de la que pudimos ser testigos, la verdad es que su obra artística ha sido seleccionada y expuesta en eventos mundiales tan importantes como La Bienal de Venecia y forma parte de colecciones de museos tan importantes como el MoMA. Vamos, que la historia ya ha sentenciado.

"Recientemente doné toda mi colección de arte, incluyo más de cien obras de mi autoría al Museo de Baltimore - su ciudad natal y donde aún vive - y el pago fue que colocaran mi nombre a los baños. No podían creer que hablaba en serio, pero les dije que sí y finalmente aceptaron. Ahora se llaman 'The John Waters restrooms' y hace poco lo hice allí, no podía estar más feliz". Nos cuenta soltando las risas que lo caracterizan.

Con imágenes retro de la década de 1950, el trabajo de Waters está lleno de humor y juegos de palabras. Por ejemplo, en 'Ham' (2009), Waters fotografía un gran jamón glaseado colgado en la pared de una estrella de cine o un agente de casting. 'Catholic Sin' (2009) es una ilustración de su propio libro de catecismo infantil que equiparaba la pureza del alma con la leche fresca. Otra parte de ésta serie es una colección de fotografías tomadas de la propia pantalla de televisión de Waters y colocadas juntas para formar narraciones similares a tiras cómicas o alteradas para crear compendios ridículos.

Dos de sus esculturas de gran tamaño — 'Rush' (2009), una botella gigante de “popper” y su contenido derramado, y 'La Mer' (2009), un frasco de crema facial— se burlan de nuestra obsesión de culto con los productos de belleza y las drogas. La primera, además, es un tributo a los días disco de Waters cuando se inhalaba ampliamente como droga de club y sexo, con reminiscencias a Andy Warhol.

Precisamente, la mayor cercanía de Waters y Warhol podría ser 'Look out!', 2009, muestra tres películas en blanco y negro alineadas con el mismo resultado: una mujer asustada que se precipita hacia su muerte definitiva en siete fotogramas. Comienza con la mirada de horror, seguida de la incapacidad para frenar y termina con el accidente de su automóvil. Es una reminiscencia de la serie 'Death and Disaster', de Andy Warhol, pero la diferencia entre la sensibilidad de Waters y la de Warhol es el aparente humor. Las imágenes de Warhol se obtuvieron de incidentes reales y luego se convirtieron en arte, mientras que las imágenes de Waters se tomaron de películas de Hollywood y de alguna manera se hicieron "reales" al posicionarse como bellas artes. La reinvención de Waters de una ficción existente la descompone literalmente cuadro por cuadro, exagerando el drama y la relación entre causa y efecto.

El trabajo que más dice sobre la conciencia de Waters de su propio estatus de celebridad es probablemente 'Stalker', 2009, "es mi pieza favorita, una impresión que presenta un tablón de anuncios cubierto de notas post-it escritas obsesivamente con un rotulador y, a menudo, con algunos de los mensajes de amor que he recibido +“I KNOW YOUR ADDRESS. I’LL BE OVER!,” “MAY YOU BE CRIMINALLY FAMOUS,” o “YOU DOG TURD EATING PIECE OF SHIT LOVE JOHN WATERS” ). La pieza funciona por quién es Waters y el tipo de culto que lo rodea. La parafernalia obsesiva de los fanáticos, como si fuera una fuente de inspiración, hace que parezca que Waters se alimenta de la energía sucia que exuda.

Entonces, ¿cómo es que el trabajo de un ARTISTA del estatus de John Waters suele pasar desapercibido por los medios convencionales? La razón es más práctica de lo que podría parecer y surge desde los Estados Unidos: "En mi país debo mantener éstas facetas muy separadas. Porque en Estados Unidos realmente odian a una persona que viene de otra campo. No sé cómo es en Europa, pero en EEUU realmente odian que alguien del mundo del cine quiera hacer arte contemporáneo o viceversa. No obstante yo no puedo dejar de hacer arte, incluso cuando estoy rodando entre pausa y pausa estoy haciendo arte, aunque sólo sea el bosquejo de la siguiente escena. Es algo que realmente me da vida. Así que gracias, Liceo Magazine por preguntar".
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