"Siempre estamos a tiempo": la maduración sonora de Gustavo Ecclesia.

En un presente marcado por la velocidad, la inmediatez y la automatización 'A tiempo', el nuevo álbum del cantante argentino Gustavo Ecclesia, aparece como un gesto poético y casi revolucionario: detenerse, observar y habitar los detalles.

'A tiempo', más que un álbum, se trata de una experiencia que propone un viaje hacia el interior del tiempo, entendido no como una sucesión de minutos, sino como un territorio habitable, transformador.

Tras alternar su trabajo musical como parte del dúo folklórico Pucha! y el grupo de música latinoamericana Yacaré Baby, el cantante argentino continúa su travesía solista con esta exploración sonora en la que cada canción es un paisaje único, pero donde todas confluyen en una geografía común: la de lo íntimo, lo compartido, lo que madura lentamente. Grabado en vivo en Buenos Aires 'A tiempo' no busca la perfección técnica sino la vibración humana de lo presente, como si cada nota respirara junto a quien la escucha.

El álbum está compuesto por siete canciones que surgen de la raíz folklórica argentina y latinoamericana, con los sonidos jazz y urbanos que caracterizan la búsqueda sonora de Eccledia: seis de ellas son composiciones originales y una es su versión profundamente personal y sensible de 'Mariposa Tecknicolor', el clásico de Fito Páez. Esta interpretación no se limita a rendir homenaje, sino que reimagina el tema desde un espíritu íntimo y acústico que lo dota de nuevos matices y lecturas.

Entre los momentos más conmovedores del disco está 'Llévame', en colaboración con la cantante Luna Monti. La fusión de ambas voces sobre un lecho instrumental cálido y sutil da como resultado una pieza que transita el amor, la espera y el deseo con una delicadeza que desarma.

La voz de Ecclesia se desliza con naturalidad entre timbres acústicos de piano, guitarra, un set de percusión rico en matices y un cuarteto de cuerdas que aporta calidez. Es un disco que se teje en lo colectivo y que encuentra su profundidad en los matices, en las texturas, en el diálogo entre voces e instrumentos.

La elección de la forma de producción del disco no es un gesto decorativo: es una toma de posición sobre una forma de afrontar el presente. En un momento en el que la inteligencia artificial comienza a colonizar el terreno de la creación artística, 'A Tiempo' defiende algo esencial: la música como acto vivo, artesanal, imperfecto y profundamente humano.

Hay una fragilidad en estas canciones que no puede ser programada, un temblor en la voz, un roce entre cuerdas, una respiración compartida. No hay aquí loops predefinidos, ni fórmulas. Hay, en cambio, tiempo. Tiempo real. Tiempo humano. Tiempo vivido.

'A Tiempo' no sólo es una afirmación poética, sino también una postura política frente a la creación: una reivindicación de la paciencia, de los procesos, del trabajo colectivo como forma de resistencia. En un mundo que corre sin mirar atrás y donde los algoritmos amenazan con borrar las huellas de lo sensible, este disco nos invita a detenernos y escuchar con atención. Porque, como nos recuerda Ecclesia "en medio de tantos vaivenes, todavía —y siempre— estamos a tiempo."