Los sueños de Luca Rossini
- Liceo Magazine
- 22 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Luca Rossini adora jugar con la luz, pero son los elementos "oscuros" (sombras, vacío, soledad) los verdaderos protagonistas de su obra... siempre en una puesta en escena glamorosa y quizá excesivamente estilizada, producto de sus acercamientos comerciales en trabajos de encargo para Sony, Universal Music, o Vogue.
Pudimos acercarnos a su obra por primera vez gracias a su selección como parte de la Exhibición Internacional de Arte Árabe de Barcelona, Al-Tiba9 y lo conocimos personalmente en la muestra que la misma Altiba9 presentara en la Galería Arteria, tras el éxito de la misma. En ambas, presentaba su última serie fotográfica, "Anthropocene".

Rossini es un maestro de la fotografía, y eso es lo que puede apreciarse en cada una de las piezas que conforman la serie, en la cual el genio de la sombra y el color pone a prueba toda su fascinación por la composición-collage: aunque no se presentan como tal, sus lugares retratados son realmente un montaje de espacios.
Para conseguir la imagen que abre su serie (abajo), Rossini comenzó fotografiando el hall de un hangar abandonado en el centro de Roma, lo que llama el "escenario madre"; luego sobrepondría una puerta de una iglesia antigua de Palermo, los rieles del tranvía de Milano y las arenas de la costa de Frenege; finalmente, tras haber conseguido la perspectiva buscada, colocaría sobre todo aquél decorado a su protagonista: una desnuda Giulia Ramires (actriz, modelo y bailarina) con una esfera o casco por cabeza (Antropocene se refiere a "lo que quedará del ser humano" tras la transformación de la atmósfera, la tierra y el agua).
Maestro no es un epíteto gratuito. Además de manejar la técnica fotográfica de manera magistral (es blogger de Fuji), Rossini no tiene reparos en revelar sus secretos a la audiencia: ante un espectador atónito, no tiene duda en acercarse para descubrirle la verdad: "no te creas todo lo que ves".
A Rossini no le interesa ser considerado realista. La fotografía documental es para él la última de sus opciones. Más que fotógrafo, es un director-creador de historias: sus imágenes son totalmente suyas: puestas en escena, dirigidas, fotografiadas, montadas por él. Son sus sueños y como tal, nadie puede controlarlos, juzgarlos, ni intervenirlos. Son tan surrealistas como su imaginación se lo permita. Y allí vamos a los elementos citados que aparecen una y otra vez en su obra: personajes solitarios, lugares vacíos, sombras que enmarcan la escena. Tan sólo pensemos en aquéllos "Sueños de Annalisa", el non plus ultra de su obra. En una de las fotografías de la serie, el personaje en cuestión es encarcelado en una caja de cristal, de por sí llena de humo. Todo alrededor es negro. No hay un ápice de esperanza en su obra.

Es, pues, muy fácil entrar a los sueños de Rossini, pero muy difícil salir o espiar alrededor, porque no existe el rededor. No sabemos si sus personajes morirán de soledad o claustrofobia antes que se despierte. Desde este punto de vista podríamos definirlo como un existencialista de la imagen.

¿Ser o no ser? "Selfie" de Luca Rossini.
Mira la presentación de su trabajo en Barcelona (próximamente en HQ)
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